Cenicero es una localidad vinatera por exelencia. Prueba de ello son los numerosos calados, también llamados bodegas o cuevas subterráneas que recorren la localidad. Comenzaron a utilizarse para la elaboración del vino. Uno de estos calados está debajo de la plaza y es propiedad del Ayuntamiento.
El principal peligro es "el tufo", que es un gas carbónico muy tóxico que se desprende al fermentar el vino y que puede resultar mortal: Este gas se concentra en la parte baja de la bodega. Para detectarlo, la gente bajaba a la bodega con una vela encendida. Si la vela se apagaba, significaba ausencia de oxígeno, presencia del tufo y peligro de bajar. Mucha gente ha fallecido por la inhalación de este gas en apenas dos minutos. Incluso gente que ha tratado de ayudar a los que han inhalado este gas, han fallecido también intoxicados.
En las bodegas modernas este peligro es muy bajo ya que están al ras del suelo y ya está previsto y solucionado el problema de que el aire circule.
Cenicero cuenta con muchas bodegas modernas, todas ellas organizan visitas guiadas y catas en las que se explica el proceso de la elaboración del vino.
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CENICERO SUBTERRÁNEO: CALADOS Y CUEVAS